Cómo ahorrar al menos un 30% en la factura de la luz gracias a la rehabilitación del hogar Las obras de mejora reducen el consumo energético y también aumentan el confort y la calidad de vida en la vivienda

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Los precios que ha llegado a alcanzar la luz en los últimos tiempos han puesto contra las cuerdas a muchos hogares españoles, que han tenido que hacer frente a máximos históricos en sus facturas. Además, las previsiones indican que la tendencia de estos precios sigue al alza, lo que aumenta la preocupación entre las familias, más teniendo en cuenta la llegada del frío y el cambio al horario de invierno. Así, más allá de esperar al decreto ley que podría regular los precios, conviene buscar alternativas.

Alternativas que están en acercarnos a la eficiencia energética de nuestros edificios. Y es que, más del 99% de las viviendas en España sufre pérdidas de calor innecesarias, lo que las convierte en grandes depredadoras de energía. En este sentido la rehabilitación energética se convierte en una de las claves para aumentar el confort térmico en casa y también para reducir el precio de la factura de la luz.

Pero ¿por dónde se escapa la energía de nuestros hogares? Debemos saber que hasta un 30% se escapa por el tejado o cubierta, un 30% se va por las fachadas, un 10% desaparece por el suelo y un 10% se fuga a través de las ventanasAdemás, el 20% restante lo hace a través de los puentes térmicos, -puntos críticos como los pilares, forjados, cajas de persianas o huecos como las ventanas o balconeras- que rompen la continuidad aislante provocando el efecto de “pared fría” que genera humedad y sensación de frío en el interior, provocando un elevado consumo de energía.

Así, para acabar con las principales fugas de energía -fachadas y puentes térmicos- la solución más eficaz pasa por aislar el edificio con sistemas de aislamiento térmico por el exterior o SATE, que envuelven la vivienda o el edificio evitando estos derroches de energía.

De esta forma, se evitan las fugas de calor en invierno -y de frío en verano- permitiendo que las temperaturas se mantengan adecuadas y estables durante todo el año. Consecuentemente, esto reduce la necesidad de abusar del termostato y permite ahorrar un mínimo del 30% en la factura, e incluso un 90% en el caso de las viviendas pasivas.

Más allá de todo ello, la reducción del consumo afecta a las emisiones contaminantes que pueden reducirse un tercio; un dato llamativo teniendo en cuenta que los edificios son causantes de hasta el 40% de la contaminación de las grandes urbes.

Estas soluciones, al situarse por el exterior, no reducen espacio ni impiden la habitabilidad de los hogares durante la instalación. También evitan las condensaciones y humedades, e incrementan notablemente el confort en casa, mejorando la calidad de vida y modernizando incluso la imagen del edificio, lo que puede revalorizarlo más de un 20%.

Ayudas públicas a favor de la rehabilitación energética

Y el momento para acometer esta reforma no puede ser más oportuno, pues las ayudas gestionadas por el IDAE, el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía, para reducir estos derroches son una realidad y una muestra de que la Administración Pública también apuesta por mejorar la eficiencia del parque inmobiliario.

A ellas se unen también los más de 6.000 millones de euros que se contemplan en el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia de la Economía Española enmarcado en los fondos de ayuda europeos que subvencionarán entre un 35% y un 100% del coste total de las obras de rehabilitación de los edificios.

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